Uno de esos días de monzón en los que el mar tiene mente propia, mareas altas, una súbita depresión en el agua y una estricta prohibición de entrada para todos.
Y, por supuesto, en el momento en que me dicen que no puedo entrar, es exactamente cuando quiero hacerlo 😬
Así que le hablé bonito al salvavidas, le dije que podíamos manejarlo, y por suerte, mi amor por la aventura coincidió con su estado de ánimo.
Él accedió a llevarme un poco lejos de la multitud y más allá de las olas
Y wow, esta fue la natación de mi vida.
Las olas eran salvajes, el viento era feroz y cada segundo se sentía como
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